Hoy, día 2 de junio de 2014, el Rey D. Juan Carlos I ha abdicado, cerrándose
en esta fecha histórica uno de los reinados de mayor trascendencia y relevancia
de nuestra historia, ya que con él se instaura y consolida nuestro actual
régimen democrático. Su monarquía representa la transición desde una dictadura
a una democracia, pero esta transición, que normalmente suele realizarse
mediante la ruptura de la legitimidad, en España se hizo "desde la ley a
la ley", convirtiéndose la Monarquía en un instrumento que evitó la
quiebra de dicha legitimidad.
Nacido en Roma el 5 de enero de 1938, en plena Guerra Civil, es
hijo de D. Juan de Borbón y Battemberg, Conde de Barcelona y heredero de
Alfonso XIII, último rey de España anterior a la II República, y de su esposa,
Dª Mª de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleáns. Y como fruto de un
pacto entre Franco y D. Juan de Borbón, el joven príncipe se trasladó a España en noviembre de 1948 para iniciar aquí sus
estudios a la sombra del Dictador. Era la figura elegida por Franco para que su
Régimen continuase tras su muerte. En
mayo de 1962 se casó en Atenas con Dª. Sofía de Grecia, hija del Rey de
Grecia, y fijaban su residencia en España. De este matrimonio nacerían las
infantas Elena y Cristina, y el Príncipe de Asturias, D. Felipe.
En virtud de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947), Franco nombró a D. Juan Carlos su sucesor a
título de rey (1969), nombramiento ratificado por las Cortes Españolas,
ante las que el joven príncipe prestaría juramento de guardar y hacer guardar
las Leyes Fundamentales del Reino y los principios del Movimiento Nacional, es
decir, el ideario franquista. Pero tras la
muerte de Franco en noviembre de 1975, se basó en las facultades que dichas
leyes le otorgaban para impulsar el cambio de régimen y facilitar el
advenimiento de la democracia. Javier
Tusell dice que "representaba una legitimidad democrática de
expectativa y al mismo tiempo conservaba una parte del poder constituyente que
siempre había tenido Franco en sus manos. Todas estas legitimidades hicieron
posible un proceso de transición pausado pero profundo, partiendo de los
presupuestos en los que se basaba el régimen franquista".
Rey de España desde su nombramiento el 22 de noviembre de 1975, ya
en el discurso ante las Cortes franquistas habló de que comenzaba una nueva
etapa en la historia de España y de una sociedad libre y moderna que "requiere la participación de todos en los foros de
decisión, en los medios de información, en los diversos niveles educativos y en
el control de la riqueza nacional. Hacer cada día más cierta y eficaz esa
participación debe ser una empresa comunitaria y una tarea de gobierno". Y a partir de ese momento, de la mano de Torcuato
Fernández Miranda, fue dando los pasos precisos para pasar de la dictadura a la
democracia: primero la sustitución de Arias Navarro, Presidente del Gobierno
heredado del Franquismo, por Adolfo Suárez, y, en segundo lugar, el apoyo a la
Ley de Reforma Política (1976) que definitivamente hablaba de legalización de
partidos políticos y elecciones democráticas.
En mayo de 1977 su padre, el
Conde de Barcelona, renunció a sus derechos dinásticos históricos y a la
jefatura de la Casa Real
en la persona de su hijo. Con esta renuncia se reanudaba la dinastía histórica,
y D. Felipe, el hijo varón del Rey, se convertía en heredero de la Corona,
asumiendo el título de Príncipe de Asturias. Momento culminante de su reinado
fue la aprobación en referéndum por el pueblo español de la Constitución de 1978, Carta Magna de
nuestro sistema democrático, que fue promulgada por el Rey el día 27 de
diciembre de 1978.
Uno de los momentos más graves del reinado fue el intento de golpe de Estado llevado a cabo el 23 de febrero de 1981,
tras la dimisión de Adolfo Suárez y durante la votación de la investidura como
Presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. La intervención de Juan
Carlos I desautorizando el golpe acabó con la insurrección, que pensaba contar
con el apoyo de la Corona, y este hecho contribuyó a aumentar su carisma entre
sectores políticos que hasta entonces no eran muy afines a su figura.
Solucionado este conflicto, la monarquía quedó definitivamente consolidada y la
etapa de la Transición se daba por terminada.
A lo largo de sus 39 años de
mandato, y además de los
tres Presidentes de Gobierno citados, Carlos Arias Navarro, Adolfo Suárez y
Leopoldo Calvo Sotelo, han ejercido el poder los presidentes Felipe González
(1982-96) del PSOE, José María Aznar (1996-2004) del PP, José Luis Rodríguez
Zapatero (2004-11), de nuevo del PSOE, y el actual, Mariano Rajoy, del PP,
desde noviembre de 2011. Durante todos estos años España ha pasado a ocupar un
lugar de prestigio en el ámbito internacional, ya que la democratización de
España ha supuesto también su europeización y homologación con el mundo
occidental. Y la figura de D. Juan Carlos ha sido también determinante en este
ámbito, convirtiéndose en el gran valedor y digno representante de nuestro país
en los distintos foros europeos, hispanoamericanos, occidentales y, en general,
mundiales.
El
desgaste de su salud (varias intervenciones quirúrgicas en los últimos años),
algunos errores cometidos que han dañado sensiblemente su imagen (cacería en
Botswana en los peores momentos de la crisis económica), que incluso
determinaron que, en un gesto inusitado, llegara a pedir perdón en público, y
los escándalos de su familia (caso Nóos, relacionado con su yerno, Iñaki
Urdangarín y la infanta Elena) han determinado su abdicación a los 76 años, una fórmula excepcional en la Corona
española que en los últimos siglos solo se había efectuado en seis ocasiones.
Se abre así un proceso institucional y legislativo, que presumiblemente durará
entre cuatro y seis semanas, hasta la proclamación como nuevo Rey de España y
nuevo Jefe del Estado español de su hijo el Príncipe de Asturias, D. Felipe de
Borbón y Grecia, que reinará con el nombre de Felipe VI.
D Juan Carlos I pasará a la historia como el Rey que,
tras la Dictadura franquista de 40 años, inaugura un periodo de duración
similar, 39 años, que se han constituido como un período crucial de la España
contemporánea en el que su figura ha sido esencial, no sólo para lograr la
transición a la democracia, sino para que España vuelva a ocupar un lugar de prestigio
en el ámbito internacional.
José Antimo Miravete
Jefe del departamento